Wednesday, March 17, 2010

Oración De Un Padre

Comparto esta vez con ustedes una oración interesante que me dio mi propio padre, mucho antes de ser yo mismo padre.

Dame, ¡oh Señor! un hijo que sea lo suficientemente fuerte para saber cuándo es débil y lo bastante valeroso para enfrentarse consigo mismo cuando sienta miedo; un hijo que sea orgulloso y reflexivo en la derrota honrosa; humilde y magnámino en la victoria.
Dame un hijo que nunca doble la espalda cuando debe erguir el pecho; un hijo que sepa conocerte a ti... y entenderse a sí mismo, que es la piedra fundamental de todo conocimiento.
Condúcelo, te lo ruego, no por el camino cómodo y fácil, sino por la senda áspera, aguijoneada por las dificultades y los retos. Allí déjale aprender a sostenerse en la tempestad y a sentir compasión por los que flaquean.
Dame un hijo cuyo corazón sea puro, cuyos ideales sean nobles; un hijo que se domine a sí mismo, antes de pretender dominar a los demás; un hijo que aprenda a reir, pero que también sepa llorar; un hijo que avance hacia el futuro, pero que no olvide las enseñanzas del pasado.
Y después que le hayas dado todo esto, agrégale, te suplico, suficiente sentido del buen humor, de modo que pueda ser siempre serio, pero que no se tome a sí mismo demasiado en serio.
Dale humildad para que pueda recordar siempre la sencillez de la auténtica sabiduría, la mansedumbre de la verdadera fuerza; entonces yo, su padre, me atreveré a murmurar:
"No he vivido en vano".
Amén

Saludos,

F. Bobbio C.

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