Friday, September 25, 2009

El Día Que La Tierra Perdió Gravedad

Este texto lo escribí el 1 de enero del 2009. Espero que les guste.

Érase un día como cualquiera. La gente caminaba por las calles en algunos países, en otros, la gente estaba en sus diminutos cubículos, algunos fingiendo trabajar, otros realmente haciéndolo, intentando todos no ser despedidos, puesto que la economía no estaba como para encontrar otro trabajo tan fácilmente.

Algunos grupos ambientalistas habían estado monitoreando extraños ruidos que salían desde el fondo de la tierra ya por meses, con el afán de poder entender la razón de aquellos.

Las grandes petroleras, con aquella excusa de la falta de combustible, seguían llenándose los bolsillos, perforando agujeros en la faz de la Tierra y en altamar. Al no encontrar petróleo, simplemente dejaban el agujero sin parchar y marchaban más allá, a seguir devastando el medio ambiente.

Las grandes automotrices, escudándose bajo el pretexto de crear vehículos más eficientes y eficaces, seguían explotando los recursos minerales de la Tierra, excavando, recolectando y luego abandonando las minas, dejando tras de sí toda aquella polución.

Un individuo, frente a su computadora, tipeaba ideas, intentando recordar leyes y teoremas que había aprehendido en la escuela y luego ahondado en la universidad.

De pronto, se escucha la espantosa noticia de un maremoto que arrasa con la mitad del continente africano: Fuentes fidedignas reportan que fue como una enorme mano que salió del mar y abofeteó a los moradores de ya de por sí tan golpeado continente. La Tierra se abrió y el continente africano se separó en dos. La parte sur del continente quedó cubierta de casas desiertas, así como de animales y huamnos muertos.

A su vez, se escucha otra noticia: Un gigantesco huracán arrasó con gran parte de Rusia y China. Ambos países perdieron más del 80% de sus pobladores.

En Europa, Francia, Alemania, Inglaterra, Dinamarca, Italia, Suiza, Austria y Liechtenstein son todos azotados por plagas bíblicas. Langostas saltando por doquier, avispas, abejorros y abejas punzando a gente e inyectándoles su veneno, hormigas de todos los tamaños y colores atacando tanto a animales como a personas, palomas y cuervos uniéndose para atacar también con los demás animales. Miles de millones de muertos son reportados en cuestión de minutos.

De pronto, la tediosa guerra entre Israel y Jordania cesa. Mohammad, jordano, y Jussef, israelita, se toman de las manos y comienzan a orar, cada uno a su dios y cada uno a su manera y en su idioma.

En la frontera entre Chile y Perú, soldados de ambos lados se toman de las manos y comienzan a rezar a Dios, el Dios de los católicos.

Los pocos habitantes que quedan en África, le rezan a su dios también.

Irán e Irak se unen también a los rezos, los primeros en árabe, los segundos en persa.

En Groenlandia y en los polos norte y sur, las personas sienten una necesidad tremenda e incontenible de rezarles a sus dioses.

Incluso aquellas personas que decían ser ateas, agnósticas, paganas y demás, se aúnan a una sola voz, tomándose de las manos y rezando, a su manera y en su idioma.

El mundo se asemeja, en ese momento, a una gigantesca Torre de Babel, cada uno en su idioma, cada uno a su manera, jóvenes, viejos, flacos, gordos, mujeres, hombres, blancos, morenos, amarillos, albinos y demás, todos a una voz, rezando por sus vidas y por la de los demás.

De pronto, las plagas desaparecen en Europa, la Tierra vuelve a juntarse en el continente africano, con una desaparición total del maremoto que continuaba arrasando la parte sur de aquel continente, el gigantesco huracán se convierte en una suave brisa y a los pocos segundos, se desvanece tal y como apareció, sin rastro alguno.

El cielo se abre, mostrando la grandeza del Sol y un hermoso arcoiris, arcoiris que incluso puede verse desde el espacio, por los astronautas que perplejos habían observado todos los acontecimientos que acaecieron en la Tierra, frente a sus ojos, sin poder controlarlos.

Aquel individuo que tipeaba dicho texto en su computadora, suspira profundamente, luego, escucha una suave voz que lo despierta. Era su esposa, la cual le decía que se levante, para almorzar.

Había sido todo un sueño, tan sólo un sueño, sueño que podría convertirse en realidad, pero al fin y al cabo, un sueño.

El individuo salió y miró al cielo. Curiosamente, sin haber llovido, había un hermoso arcoiris dibujado en el cielo. Sin pensarlo dos veces, fue para adentro y comenzó a tipear pensamientos, pensamientos que hicieran abrir los ojos no tan sólo a sus ex colegas de estudios, sino también al mundo entero.

Una simple explicación del por qué podría suceder todo esto:

Aquel gran imán que es la Tierra tiene su fuente en los minerales que tiene dentro de sí para tener dicha fuerza denominada Gravedad. Recuerden la famosa manzana de Newton, manzana que ayudó a comprender la ley de la Gravedad.
La ley de Kepler de atracción de los cuerpos se basa en masas y gravedades para explicar la atracción entre cuerpos.

Ahora bien, si los minerales como el hierro se siguen extrayendo del núcleo de la Tierra, aquel gran imán se irá debilitando, puesto que el magnetismo se basa en elementos ferromagnéticos: El hierro, el níquel y el cobalto. Al desaparecer gran parte del hierro de la superficie de la Tierra y tal vez del núcleo, la fuerza magnética se debilitaría, por lo cual la atracción entre cuerpos (llámense el Sol y la Tierra) sería más tenue, con lo cual la Tierra podría salirse de su órbita y perderse en el espacio (recuérdese la aceleración centrífuga, si no hay algo que detenga al cuerpo, el cuerpo iría en movimiento rectilíneo).

Por otro lado, al perderse el imán y debilitarse la corteza de la Tierra, en algún momento ésta llegará a desintegrarse, con lo cual aquel planeta que los humanos denominan su hogar sería inhabitable, no sólo por la débil corteza que podría llegar a ser tan frágil como la cáscara de un huevo, sino también porque ya no habría suficiente tensión exterior en aquella corteza para retraer la fuerza interna de los elementos que forman el núcleo de la Tierra, por lo cual el planeta llegaría a explosionar y, con el calor inmenso que se produciría, todo tipo de vida se extinguiría en nanosegundos.

Todo es química, fueron las palabras que salieron de boca de un profesor de química y que se grabaron en la mente del individuo. Todo está formado de átomos (átomo = unidad indivisible).
Cierto tiempo después, al estar estudiando fuera de su país natal, basándose en leyes como la ley de repulsión de cargas iguales, el individuo tuvo dudas internas: Si el átomo está formado mayormente de protones en el núcleo, ¿cómo es que no se repelen aquellas cargas y que el núcleo no explota? ¿qué fuerza hace que el núcleo se mantenga unido, sin explotar?
La respuesta vino curiosamente de un profesor de física, mas no de química: El núcleo también contiene partículas denominadas neutrones (neutro = carga nula, sin carga alguna). Los neutrones, al haber dos protones juntos, aceptan la carga de uno de esos protones, dejando a aquel protón sin carga, convirtiéndose un protón en neutrón, temporalmente. Al haber otros dos protones juntos, la carga salta tal vez a aquel nuevo neutrón. El proceso sigue replicándose, en cuestión de picasegundos, tal vez, por lo cual el núcleo se mantiene unido.
Viene la segunda pregunta: ¿Cómo es que los electrones, que forman la capa exterior de los átomos, no colapsan y son atraídos por el núcleo? ¿Por qué, según las leyes de cargas eléctricas, aquellas cargas no se atraen, causando la inexistencia del átomo?

La respuesta llegó también del mismo profesor de física: Los electrones están en constante movimiento, en forma de orbitales (orbitales s, luego px, py, pz, etcétera), por medio de una fuerza denominada spin. Al llegar a estar dos electrones juntos, se repelen nuevamente, y cambian de dirección de movimiento. Este proceso se repite indefinidamente. A su vez, los electrones son atraídos hacia el centro, por lo cual no salen volando fuera de su orbital. La fuerza de atracción es tal que los electrones no colapsan, debido a la velocidad que tienen por medio del spin.
Recuérdese también que dentro del átomo no sólo existen protones, neutrones y electrones, sino también más de 300 otras partículas, como los fotones, que son fuente de luz. Aquellas partículas no son consideradas por la mayoría de profesores, puesto que no tienen carga y los profesores no quieren confundir más a los alumnos.

Ahora, llevando el modelo del átomo al universo: Dentro del universo existen galaxias, galaxias tales como la Vía Láctea. Dentro de esta galaxia existen estrellas, polvo cósmico, asteroides, satélites y demás. Todo esto se formó, según la teoría del "Big Bang" o de la Gran Explosión, debido a una concentración enorme de elementos en una esfera, concentración tal, que hizo que la esfera explote y forme el universo. El Sol es parte de las estrellas, mientras que la Tierra, no es más que parte del polvo cósmico y la Luna no es otra cosa que un satélite (Según el Diccionario de la Lengua Española, una de las acepciones de Satélite: Cuerpo celeste opaco que sólo brilla por la luz refleja del Sol y gira alrededor de un planeta primario), satélite de la Tierra.
La Luna gira alrededor de la Tierra debido a aquella atracción magnética. A su vez, la Tierra gira alrededor del Sol por la misma razón.

Ahora, pregúntese, ¿qué pasaría si la Tierra deja de tener aquella atracción magnética?

La respuesta: La Luna saldría de su órbita y se convertiría en un asteroide, dejando de ser satélite de la Tierra. La Tierra, a su vez, saldría de su órbita y también sería otro asteroide, vagando sin rumbo por la Vía Láctea y perdiéndose luego en el Universo, tal vez siendo luego absorbida por un Agujero Negro (una estrella al "morir" se convierte en un Agujero Negro, al implosionar,  teniendo una gran fuerza succionadora, comparable tal vez a la fuerza de varios trillones de aspiradoras trabajando juntas).

Ahora, se preguntarán: ¿Por qué escribió este individuo este texto?

La respuesta: El fin de la Tierra no será a manos de otras personas sino de nosotros mismos, los humanos (sí, también este individuo es humano). La explotación de recursos naturales, sobre todo minerales y perforación de la Corteza Terrestre hará que la frágil capa sobre la que vivimos se debilite y colapse. Todo esto sucederá en cuestión, tal vez, de centenios.

La solución: Encontrar formas alternas de energía, como el calor solar, alcoholes y demás. Dejar de perforar y masacrar al planeta que nos alberga, devastándolo con maquinarias y demás. Reusar (no rehusar) o reciclar los minerales que usamos, como el hierro y demás. Fumar menos o dejar de fumar, para no deteriorar más la capa de ozono (que tal vez sea fuente del próximo escrito de este individuo). Los vehículos usados deberían pasar nuevamente inspección técnica anual o semestral. Vehículo que no pase la inspección, deberá ser reparado, o en todo caso, desechado completamente. Otras ideas siempre son bienvenidas.

¡¡¡Lean este escrito una y otra vez y reflexionen!!!

Que pasen un bonito año y ayuden a nuestro planeta.

Saludos,

F. Bobbio C.

1 comment:

  1. tambien saber usar el papel, imprimir solo las cosas que sean necesarias, y tambien reciclar el papel, cartón, etc.

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